domingo, 10 de octubre de 2021

La obsesión por el Homo Novus y el Género Neutro

Mi padre era un hombre muy obstinado muy condimentado con un poco de terquedad machista, pero era un hombre generoso cuando se lo proponía. Lo único que nunca llegue a entender de él, fue su obsesión e insistencia diaria para que estudiara derecho, que me convirtiera en un famoso y rico abogado en los años en que vivíamos en una República con un sistema democrático representativo.

Cuando cambió el sistema político para el socialismo tropical dirigido por maniático autocrático, mi padre cambió su propuesta de abogado y me escogió la profesión de electricista. Su obstinación se hizo esta vez mayor cuando terminé los estudios en la secundaria y comencé a estudiar en el preuniversitario. Con el tiempo, llegó a entender que nunca ejercería ninguna de las dos profesiones que me había escogido y comenzó mirar de reojo mis pinturas para no dar su brazo a torcer.

No he copiado mi historia de una telenovela turca o latinoamericana. Es una historia real, aunque parezca de telenovela o un plagio de una película del cine clásico mexicano de los años 30. Lo cierto es, que desde entonces siempre he tenido la obsesión de entender por qué la gente se obstinan tanto en querer crear un Hombre Nuevo obligando a otras personas a cambiar sus deseos y aspiraciones; incluso, imponerle un cambio de sexo.

Homo Novus vs el Género Neutro


Esta jodedera del Homo Novus comenzó en la Antigua Roma como un concepto social. A continuación, los creyentes cristianos utilizarán el bautismo con agua para despojarse del Hombre Viejo y alcanzar el cielo como un Hombre Nuevo.

La obsesión y la obstinación se ha apoderado de los ideólogos fascistas, los progres socialistas, seudo políticos progres actuales, las feministas y mancos mentales. Durante años han batallado por crear el Hombre Nuevo Fascista u Hombre Nuevo Nazi, (“la perfección del Homo sapiens”, según sus ideólogos), o el Hombre Nuevo Soviético, arquetipo ideal de la persona con todas las cualidades socialistas y ¿altruistas?. O el Hombre Nuevo Tembo, similar o igual al llamado Hombre Nuevo Comunista, o el Hombre Nuevo Marxista y, el de mayor distinción, el Homo Sovieticus. Nacidos todos de la misma ideología marxista-leninista, comunista, socialista y todas las palabras terminadas itas que, al final, juntas han ido a parar en el latón de basura la historia política.

Pero la “creación de cosas raras” aún no termina ahí.

El Hombre Nuevo también llegó a una telenovela brasileña. Podemos describirla como la “perfecta creación” de un Hombre Nuevo Tropical bailando samba y rumba cubana.



La obsesión y la obstinación de los progres


Pero, lo más preocupante para los nacidos como seres heterosexuales y los que pertenecemos a la especie Homo sapiens original, es la obsesión y la obstinación que se está apoderado de las mentes de los políticos izquierdistas, los progres y las feministas con tendencias masculinas, que está estimulando las neuronas “creativas e imaginativas” del lado izquierdo de sus cerebros (no del derecho porque no tienen) para crear una categoría genéticamente diferente a la de los seres humanos actuales: El Género Neutro.

Según sus creadores y seguidores progres, el Nuevo Género Neutro. Sería algo así: un híbrido, una rica mezcla de elementos de distintas naturalezas y especies humanas, incluidas todas las versiones creadas anteriormente: trans, agénero, subgénero, hermafroditas, inter-binario, no-binario, multi-binario, superbinario, extra-binario, más todos lo que surja en el camino para crear “algo distinto” y diferente a los niños y niñas que han nacido de las relaciones sexuales entre un hombre y una mujer. Debe ser “algo extraordinariamente novedoso” que supere Homo sapiens, Homo habilis, Homo erectus, Homo ergaster, Homo antecessor... y a los saurópodos.

¡¡Una idea genial!! de los progres y feministas del Siglo XXI sin duda alguna, aunque un “poquito rara” para mi gusto y porque me ha dejado profundamente confuso y obsesionado por saber, ¿cómo van a procrear los seres del Género Neutro?

Joder, mi padre no era tan obstinado ni tan terco como yo pensaba.

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