domingo, 19 de septiembre de 2021

Yo también viví tras La Cortina de Bagazo

 "La Cortina de Bagazo" fue una burda parodia tropical con intensiones humorísticas y antiimperialista de "La Cortina de Hierro" o "El Telón de Hierro" surgido en Europa después de la Segunda Guerra Mundial.

"¡Yo viví tras La Cortina de Bagazo!", es un escrito narrativo humorístico de Marcos Behmaras e ilustrado por Virgilio Marínez publicado en la revista Mella (Número 170, Enero 1o de 1960). A ambos creadores los conocí y compartimos unas buenas relaciones de amistad durante varios años hasta que se me ocurrió abrir "La Cortina de Bagazo" y descubrir lo que se ocultaba detrás y delante de ella.

Pero... cuando corres las cortinas para ver más claro, descubres también "tus pecados" que no perdonará la historia aunque utilice "mi inocencia y mi ingenuidad infantil de 14 años" para justificarme.

Retrocedamos a 1960. Un año ante había llegado el "mesías revolucionario" vestido de verde olivo prometiendo convertir la isla en "un paraíso tropical" para todo el pueblo. La gente lo creyó y no vio lo que ocultaba "La Cortina de Bagazo": el comunismo.

El comunismo necesita un enemigo para sostenerse en el poder. Al "mesías tropical" le vino como anillo al dedo el "antimperialismo yanqui".

Sin entrar en detalles de la confiscaciones a los yanquis, los fusilamientos sin garantias procesales, etc., etc., etc., etc., etc., etc., el "antimperialismo yanqui" le sirvió al "mesías tropical" para exacerbar en el pueblo el odio a los yanquis y el miedo al capitalismo. Los caricaturistas, humoristas, escritores, periodistas les servimos de propagandistas al "mesías tropical".

Mi osadía y ansiedad por entrar el mundo artístico unido a mi ingenuidad, me llevaron a pedirle a mi tío ilustrar su cuento que reproduzco a continuación.
El cuento se publicó en el suplemento humorístico El Pitirre y posteriormente en el libro "Laif In Yanki Estey". 

Mis infantiles ilustraciones me abrieron la puerta para entrar a la redacción de un periódico y a la historia del arte cubano. Tal vez, "mi inocencia y mi ingenuidad infantil de 14 años" no sirva para justificarme, pero yo fuí muy feliz cuando las vi impresas en el periódico La Calle.

Aquí comienza mi primer pecado:
"Yanki Estey es una nación objetiva­mente demokrática, donde hasta los gangsters ocupan altas posiciones en el gobierno”.
                            La Viuda de Rodríguez, con “z” al final
GRANDES GANGSTERS DE NORTEAMERICA
Por Fresquito Fresquet
ilustraciones de Luis G. Fresquet (Chamaco)
Mackin Gum y Jack Caracortada habían sido enemigos cuando la Ley Seca. Entonces eran conocidos por Mackin y Jack, así a secas. Después fueron rivales en varios “rackets”. "El Mundo era chiquito para ambos y sus respectivas pan­dillas, y decidieron conversar en otro restaurante más grande. De la conversación que sostuvieron, resultó un reto entre ellos: asaltar el banco principal de Wisconsing City, al suroes­te de Nebraska. El que lograra hacerlo con éxito, que­daba como jefe de la Maffia en esa zona. Mackin siempre quiso ser más listo que Jack, y le propuso discutir a cara o cruz quién sería el primero en intentar el asalto. Pero Jack, que sabía que las monedas de Mackin estaban prepa­radas con dos caras y dos cruces, y que, por lo tanto, le tocaría perder, puso como condición para el asalto una fecha en que coincidiera mucho dinero en el banco y pocos guar­dias en la estación de policía. La fecha para el asalto seria a fin de mes, y Jack lo intentaría primero.

Sin embargo, Mackin le quiso dar la mala a Jack, y el día del asalto se le adelantó; pero cuando llegó al banco, se encontró con que los guardias que faltaban en la estación de policía estaban allí, cambiando los cheques de sus sueldos. Mackin trató de disimular: se quitó el pañuelo que lo enmascaraba, se sopló la nariz para que creyeran que tenía cotarro, y con los diez mil pesos que llevaba enci­ma abrió una cuenta de ahorros. Ningún policía se dio por enterado de que era nada menos que Mackin Gum.

En ese mismo instante llegó Jack y dijo: "Kiti moni ahí". Hubo una balacera en la que perdieron la vidas casi todos los empleados del banco. Jack se llevó la plata, los guardias le siguieron de cerca, se encontraron en las afueras, y Jack dio una parte del dinero a los policías. Mackin tuvo que abandonar la zona, dándose por vencido.

Pero Mackin no era de los que se quedaba así como así; tenía que vengarse de Jack. Fue a una pesa de esas que tienen horóscopos y dan la buenaventura y depositó un centavo. Salió la tarjetica: 130 libras. Sin duda, había baja­do de peso. Del otro lado, la tarjetica decía:

"Usted nació el 15 de febrero. Su signo zodiacal es Venus. El Sol desde la casa de Uranio le afectará el hígado y los tobillos, pero la Luna desde la casa cuarta de Marte le augura éxito en el amor. Los viajes no están indicados en estos días. Su color en el naranjo, y su piedra el zafiro. No se apure: del 13 al 16 Jack caerá en sus redes. Dios desfavorable: ninguno".

El día 15, Jack asaltó una residencia y cargó con todo, inclusivo con la heredera y hasta con una gata. Jack tra­taba de darle un beso por las bravas a la bella heredera, pero Mackin apagó la luz. En ese momento, ella aprove­chó y le arañó la cara. Jack era astuto; encendió un fós­foro y rápidamente se dio cuenta. Todo estaba claro: en vez de besar a la muchacha había besado a la gata. La herede­ra tenía la manía de comerse las uñas. La muchacha se puso violenta y empezó a dar gritos como una fiera. En eso llegó la policía, y en medio de la confusión, Mackin le raptó la heredera a Jack.

Jack pudo burlar a la policía después de gritar "Pío tain" y pudo seguirle la pista a Mackin, teniendo un fatal encuentro en un caserón abandonado de City Bridge. Mackin apareció flotando debajo del puente, con cuarenta y tantos balazos en el cuerpo. Ninguno era mortal, pero tenía de­masiado plomo en la sangre.

Si Mackin hubiera podido sobrevivir, tal vez la policía hubiera hecho de él y de Jack dos grandes amigos, uno hu­biera apoyado a Nixon y el otro a Kennedy, o quizás hubie­ran sido compañeros de trabajo en el F.B.I.

Al final, Jack, a quien le gustaban las fiericillas. Logró huir a otro estado donde los delincuentes podían estar un poco más tranquilos y se casó con la gata.

No hay comentarios:

Publicar un comentario